Información "Viaje de Ida"

Información "Viaje de Ida"

Este Blog, continuación del denominado: “El viaje de ida”, al que puede acceder desde éste enlace , se originó a partir del “Blog de las Acciones de Creación Literaria” organizadas por la Biblioteca Pública "Casa de las Conchas" de Salamanca (España), con motivo del IV Festival de las Artes de Castilla y León en 2008. Luego sirvió de vehículo entre la biblioteca y los participantes en los diversos clubes de lectura, los grupos de conversaciones en los diferentes idiomas y los talleres de escritura. Se completó con información sobre la Asociación de Amigos de la Biblioteca y, además, se incluyeron informaciones y propuestas de carácter literario. A partir de junio de 2024 se renueva la herramienta del blog. Inauguramos una nueva etapa, pero la finalidad continúa siendo la misma.  ¿Continúas el viaje con nosotros?

Club tutelado "SADAP/HARAGEI": Las vitalidades de Ángela Segovia

Club de lectura "SADAP/HARAGEI". Jueves mañanas

Del 20 de febrero

Una casa con una torre alta, jardín, huertos, un bosque extenso. Alguien ha desaparecido. Él. Y de fondo, circunscrita a estos límites, obsesionada con esta ausencia repentina, surge una voz que parece sonar sutil, radicalmente inocente, que nos habla como de puntillas, desde los espacios de la casa donde vive y hasta donde su vista alcanza, pues lo que hay al otro lado del jardín es territorio desconocido.Si hay novelas río caudalosas, repletas de historias que se entrecruzan, también hay novelas hilo, cuya trama pende de un hilo de voz que, en este caso, habla con extrañeza, rodeada de objetos, de personas y también de las «vitalidades» pues para ella todas las cosas del mundo hablan una especie de idioma secreto al que llama así, «vitalidades».Ángela Segovia se adentra de lleno en la narrativa después de haberla bordeado en poemarios como La curva se volvió barricada (Premio Nacional de Poesía Joven) y Amor divino, que la crítica consideró como uno de los más originales y audaces de los publicados en los últimos años. «Al principio aprendí a distinguir por el tipo de vitalidad. Es decir, una vitalidad tenía un color, o bien tenía varios, y tenía una textura, a veces un paisaje, a veces un borrón a veces un olor, luego se concretaba con palabras. Yo notaba la vitalidad de todas las cosas, aunque fueran pequeñas. Pero debo de estar volviéndome loca porque, o bien han cambiado, o ya no las reconozco». 

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