En el tablón de anuncios de una inmobiliaria lee: “Se busca inquilino para compartir piso con tres personas más. Habitación propia, cocina compartida”. Telefonea. ¿La habitación?, dice la chica que contesta. Ah, la habitación ya está alquilada hace días.
La voz de la chica tiene una leve ronquera extranjera, como del este de Europa. Sin duda es bella, inteligente, sofisticada. No le pregunta si es húngara. Pero si hubiera conseguido la habitación ahora compartirían piso.
¿Quién es ella? ¿Cómo se llama? ¿Era el amor que le estaba destinado y ahora se le ha escapado el destino? ¿Quién es el afortunado que ha conseguido la habitación y el futuro que habían de ser los suyos?
John Maswell Coetzee
Alberto San Segundo, ponente de la última sesión de "Dejarse hablar", nos propone esta cita como punto de reflexión al Debate.
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