En tiempos de la República, durante una corrida de toros celebrada en La Coruña, el estoque de Belmonte saltó por los aires y se fue a clavar en el cuello de un espectador, que murió en el acto. Al conocerse la noticia, el público empezó a batir palmas pidiendo música. Algún tiempo después, en Orense fusilaban a un joven inocente que se apellidaba París. Todo esto lo oí contar. Las historias de maquis y guardias civiles vinieron más tarde, ésas ya las viví yo en mi infancia. Por lo que se refiere a la barbarie nazi contra los judíos, pertenece al mundo de todos nosotros. En cuanto a la belleza de los atletas y gimnastas en el estadio de Grunewald, son imágenes que nos ofreció la cámara de Leni Riefenstahl. Para entenderlo todo, a mí me faltaba algo. Con este Dios sentado en un sillón azul, las cosas cuadran bastante mejor.
http://www.alfaguara.com/es/libro/dios-sentado-en-un-sillon-azul/
información entregada aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario