12 de abril de 2011

Aproximación a la poesía de Eduardo Chirinos

El próximo miércoles 13 de abril a las 19.30 h. en la sala de Fondo local jueves, 14 de abril a las 12 horas en la sala de Seminarios,tendremos la visita del poeta peruano, Eduardo Chirinos , que nos acercará a su poesía.

Obras de Eduardo Chirinos en la biblioteca: 2ª planta, signatura: POESÍA ACTUAL CHIRINOS, Eduardo: No tengo ruiseñores; En el dedo Mientras el lobo está Escrito en Missoula Abecedario del agua Coloquio de los animales


Nos leerá algunos de sus poemas:


El milenio está a punto de acabarse Pero las estaciones todavía se cumplen, la tierra continúa girando y los peces abren y cierran sus bocas como hace siglos. En algún lugar de la India los tigres machos luchan entre sí por el amor de las tigres hembras y en un bosque cercano los conejos devoran las mismas plantas y raíces que alimentan la tierra. Debería hablar de la contaminación y del petróleo, debería hablar de plagas innombrables, del hambre que devasta poblaciones, de niños mutilados por nubes radiactivas. Pero estoy aquí, escribiendo este poema, midiendo sus palabras, eligiéndolas con amor y con cuidado, con cólera y con resentimiento. Entonces me miro en el espejo y sólo veo tinieblas, un vacío culpable en la página en blanco. Escribo esto porque me siento solo. Porque las palabras me han abandonado. Porque ella no estará más.


La lluvia Vengo de una ciudad donde jamás llueve, donde el cielo es (como dicen) color-panza-de-burro y el mar una invisible telaraña que enreda y confunde el horizonte. Esta tarde llueve en New Brunswick y me he asomado a la ventana para contemplar otras lluvias. Aquella en Madrid, por ejemplo, donde el agua nos llegó hasta las rodillas y seguimos caminando plaf plaf como si nada, o aquella que nos sorprendió en Tumbes con sus balsas y caimanes navegando un bosque de palmeras. ¿Qué decir del chaparrón que echó a perder la sepultura de Dante? Pero esa es una lluvia literaria. Como decir que duró cuarenta días o que llora suavemente en mi corazón, que no es verdad. Es otra la lluvia que recuerdo. Fue hace muchos años, el agua salpicaba la tierra y formaba un barro azul y misterioso. Era el silencio que me enseñaba sus metáforas, su laborioso lenguaje deshaciéndose una vez más sobre las piedras.

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